viernes, 12 de agosto de 2011

Dos buenos contraejemplos

Acerca de las leyes del libre mercado, que no todo lo pueden y no todo lo resuelven, contrariamente a lo que opinan muchos:

I : Transporte Urbano en Lima: Cualquiera que tenga la infeliz necesidad de transportarse dos o más veces al día utilizando servicios públicos de transporte en Lima, sabe que el caos, ineficiencia, mal servicio, inseguridad y maltrato al que estamos sometidos está cerca de lo inhumano; ni siquiera es necesario describir, basta con nombrar algunos hechos, como los asientos donde uno no cabe, las ventanas que no se abren, o no se cierran, la sobrecarga de pasajeros, que obliga a ir de pie a algunas personas en vehículos de 1.30 mt. de alto, la increíble cantidad de horas que uno pierde (sí, pierde) al transportarse en carro a velocidad de peatón, los gritos permanentes del cobrador, (¿habla, vas?, ¡shube, shube!, ¡ta vacío al fondo!, ¡hay que huarachar!, ¡tacá nomá llego!), la música “chévere” a un volumen insufrible y otros tantos hechos, cada cual más lesivo que el anterior.
Si bien Lima nunca (que yo sepa por lo menos) ha sido un ejemplo en este servicio, la situación vino de mal en peor, y terminó en el estado actual cuando el gobierno de Fujimori y la tan defendida constitución del 93, hicieron posible que cualquiera con buena voluntad y algo de capital, pueda convertirse en transportista, sin regulación ni planificación alguna; además, si varios de estos emprendedores se asociaban podían solicitar la asignación de una ruta, la que más les gustase, por cierto; todo esto fue el caldo de cultivo para lo que hoy vivimos, pero, ¿no se supone que al ser libre la importación de vehículos, la asociación para trabajar, los precios de los pasajes, la solicitud de rutas y todo lo referido a esto, el libre mercado debió generar, por acción de la libre competencia, mejor servicio a precios más bajos?; ¿no es esa la teoría económica?, ¿alguien dirá que las leyes del libre mercado aún no han actuado?, ¿cuándo van a actuar?, ya son casi 20 años de libre mercado y libre competencia, y con toda certeza, si no hay intervención de alguna instancia de gobierno, esto no va a resolverse. ¿La teoría no funciona, o los hechos están mal porque no se acomodan a la teoría?

II: Educación superior: El gobierno de Fujimori y la constitución del 93 también hicieron posible que los centros de educación superior fuesen empresas, es decir, entidades cuyo fin fuera expresamente lucrar. También se suponía (algunos suponían) que la libertad de empresa generaría más centros educativos, que esto generaría más competencia, y esto mejor calidad a menores precios, nuevamente falló la teoría. Hoy tenemos universidades para todos los gustos y de todos los colores; si se preguntan de qué calidad, y qué profesionales forman, les narro algunos hechos reales, sin nombrar protagonistas:
Examen de admisión facultad de derecho Universidad A: 500 vacantes, 400 postulantes, sin nota mínima, es decir, pagas, te inscribes y entras, no necesitas saber nada de nada.
Facultad de Ingeniería universidad B: Alumno que lleva otro a matricularse, sin examen de admisión, tiene descuento en sus pensiones.
Facultad de educación universidad C: El director invoca a algunos docentes a “no ser tan exigentes”, porque podrían quedarse sin alumnos (léase clientes).
Facultad de medicina universidad D: El Decano ingresa a las aulas, ¿preguntas académicas?, ¿examen sorpresa?, ¿evaluación del docente?, ¿verificación del avance curricular?, ¡¡NO!!, ¡REVISIÓN DE UNIFORMES!.
Facultad de medicina, universidad E: La madre de un estudiante se acerca a un docente a solicitarle (rogarle) que le aumente unos puntitos a su hijito.
Facultad de educación, universidad F: En reunión de docentes se discute acerca del atuendo de los docentes, del reglamento de conducta de los alumnos, (pelo, ropa, asistencia, puntualidad, cortesía), pero ni una sola palabra acerca del rendimiento, la metodología, o los contenidos.
Facultad de administración, universidad G: En una exposición de una investigación grupal, los alumnos de terno, las mujeres de sastre, maquilladas; en la mesa bocaditos, café, bebidas, encargados de servicio; ¿la exposición?, nadie la vio, estaban comiendo, ¿la nota?, muy buena, se premia el esfuerzo y la presentación.

Aquí tampoco actuó el libre mercado en el sentido que indica la teoría, no se han creado mejores universidades, solamente más universidades. La lógica es muy simple, si la universidad es una empresa, los alumnos son clientes, si se exige, se presiona, y se depura, en busca de quedarse con los más aptos, entonces se pierde clientes, y se es menos rentable; por eso, las universidades con fines de lucro (con excepciones) tratan a sus clientes según la vieja máxima mercantil: “El cliente siempre tiene la razón”. Evidentemente esto no beneficia a los estudiantes de estos centros, ni a la comunidad ni a la nación, y a la larga, ni siquiera a estas universidades; pero en lo inmediato sí, a sus dueños.

¿Qué está ocurriendo cuando los hechos no se ajustan a las teorías, como en estos casos y la teoría de la libre competencia?; invariablemente, cuando esto ocurre, es que la teoría no funciona, está mal construida; es absurdo pensar que los hechos están mal porque no se ajustan a la teoría, los hechos nunca se ajustan a las teorías, estas son interpretaciones de aquellos; los hechos, simplemente ocurren. ¿Entonces la economía no sirve?, no es así; lo que no sirve son las teorías económicas neoliberales, que los gobernantes del mundo están haciendo pasar por “la teoría económica”; siendo solamente una vertiente del pensamiento en esta disciplina, vertiente que ciertamente está demostrando su caducidad antes de lo previsto.

Eros Vaca Charles