Posiblemente cuando algunos de los simpatizantes de "No A Keiko" vestían pañales y otros aprendían a leer, su modesto servidor estaba en las calles manifestándose con los sanmarquinos de entonces contra las tropelías del régimen de Fujimori, que empezaron en 1990, no en el 92 y tampoco con la segunda reelección.
Nos opusimos rabiosamente y casi en solitario a la militarización de la universidad. El día mismo de la aprobación de la ley Cantuta (así llamamos entonces a la ley que liberaba a los asesinos de la Cantuta vía amnistía) nos movilizamos en el exterior del campus de San Marcos, fue un acontecimiento memorable, que se difundió internacionalmente, pero en el Perú lo mencionaron como quien hablase de llovizna en Lima en el invierno. Aquel día vi a un amigo ser perseguido a balazos por un agente del gobierno, se nos perdió otro compañero, al que creímos muerto, hasta que apareció horas más tarde; rescatamos a uno de las manos mismas de los miembros del ejército, que lo habían detenido, e intentaron retenerlo repeliéndonos a balazos.
Vimos a los nuestros ser expulsados de la universidad, con argumentos desvergonzadamente absurdos, a uno de ellos por haber fomentado desorden en un certamen de elección de Miss San Marcos, que las autoridades organizaron paralelamente a las expulsiones en masa que efectuaban cotidianamente; lo curioso es que este compañero no estuvo presente ese día. Nos liamos a golpes con el ejército aquel mismo día, luego de boicotear el dichoso Miss San Marcos, a sangre y huevo (no teníamos armas de fuego, solamente huevos); fuimos parte de la gigantesca movilización por el no a la constitución de 1993, que finalmente se aprobó de modo fraudulento, salimos bien librados de procesos penales que nos entabló la autoridad universitaria del régimen fujimorista, en venganza por haberles aguado tantas y tantas fiestas dentro de San Marcos; vivimos la época del terror, no solamente de los coches bomba, también de los militares encapuchados que con un soplón al lado (también encapuchado por supuesto) rodeaban un pabellón, y relación en mano, hacían salir a todos los estudiantes, reteniendo con destino incierto a los que tenían el triste privilegio de estar en sus listas. Casi escucho decir «serían senderistas», como en Salem decían, «eran brujas».
¿Y pese a todo esto no soy un NAKER? Precisamente por todo esto no lo soy, considero que el término define a partir de la oposición a una persona, un NAKER es alguien que le dice No A Keiko, ¿tan importante puede ser esta señora que su nombre me define aunque sea en una sola faceta?; me resisto a ello, me resisto a ser definido, o siquiera brevemente descrito en función a la existencia de una persona de tan bajo nivel intelectual, cultural y moral; sobre todo esto último.
Estoy comprometido con la idea de impedir que alguien vinculado a Fujimori llegue al poder, soy un convencido de la necesidad de limpiar al país, de sanear la moral de la gente, de reivindicar la política, de darle un rostro solidario, de sepultar las ambiciones pecuniarias personales como sinónimo de actividad política; creo firmemente en la participación, en la movilización, en el colectivo, en la dignidad antes que la cartera, pero, no aceptaré ser definido o descrito a partir de Keiko, ni en un ápice.
Eros Vaca Charles.